Agés

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Agés
Municipio: Arlanzón
Junta administrativa: Agés
Distancia a Burgos: 13.00 Km
CP: 09005
Coordenadas GPS: 42º22′13″N,3º28′48″W [Maps]
Altitud: 1.101 m
Superficie: 16,12 Km²
Partido judicial: Burgos
Zona turística: Alfoz de Burgos

Entidad Local Menor situada al norte de Arlanzón y entre las localidades de Atapuerca, Santovenia de Oca y San Juan de Ortega, por su población pasa el río Vena, tributario del Arlanzón.

Contenido

Gastronomía

El rey de la gastronomía de esta zona es el cordero, bien asado, a la brasa o frito. Los derivados del cerdo acompañado de tortas y hogaza de pan blanco. Se baña todo el menú, a ser posible, con un bien tinto de la Ribera del Duero.

Edificios Religiosos

La iglesia parroquial del pueblo fue reedificada en el siglo XVI y aparece rematada por una elegante espadaña barroca. Según una leyenda, en este templo se enterraron las entrañas del rey García de Navarra, muerto en 1054 en la famosa batalla de Atapuerca.

Historia

Históricamente se cree que fue frontera entre Castilla y Navarra en el siglo XI. Ya en el siglo XII aparece nombrado Agés en el célebre Codex Calixtinus del monje francés Aymeric Picaud al tratar sobre el Camino de Santiago. El Censo de Floridablanca de 1787 atribuye la pertenencia de la Villa a la Hermandad de Montes de Oca en el partido de Juarros y dentro de la Intendencia de Burgos durante el período comprendido entre 1785 y 1833. Tenía jurisdicción de realengo con Alcalde ordinario. Antiguo municipio independiente, se acaba integrando en el de Arlanzón. También hay que señalar la existencia de un puente de estilo románico situado en dirección a Atapuerca atribuido a San Juan de Ortega.

Sobre los orígenes de Agés y de su entorno. Algunos datos históricos.

Las fuentes documentales conservadas son escasas: básicamente, Archivo de la Catedral de Burgos, Monasterio de las Huelgas, Hospital del Rey, Oña, Archivo parroquial y Archivo de la Junta de Valdeagés.

Año 944.

El conde Assur Fernández confirma la vinculación de la iglesia-monasterio de santa Eulalia de Mérida (“ecclesia quorum reliquias scitas sunt Sancte Eulalie...” de Agés (Hagege), es decir, “la iglesia donde están depositadas las reliquias de santa Eulalia”) al monasterio de San Salvador de Loberuela, (la Bureba), afirmando que había sido su abuelo el fundador y dotador de la misma. (Santa Eulalia de Mérida, natural de Mérida, perteneciente a una familia noble, había muerto el año 304, de jóven, víctima de la persecución de Diocleciano contra los cristianos. Según el historiador y poeta Prudencio que escribió a fines de ese siglo IV murió en la hoguera. La representación iconográfica con la boca abierta responde a la leyenda de que al morir salió de su boca una paloma blanca que representaba su alma subiendo a los cielos. En s. VIII su cuerpo es llevado por cristianos mozárabes desde Mérida a Oviedo, cuando aquella ciudad es tomada por los musulmanes, y en la catedral de Oviedo se conservan sus restos).

De acuerdo con este documento, el más antiguo conservado, el origen de Agés gira en torno a su iglesia-monasterio de santa Eulalia y se remonta al año 900 aproximadamente.

¿Pudo ser anterior? Ni Agés, ni Atapuerca ni ningún otro pueblo de la zona existían. Lo que no quiere decir que no hubiera antes por aquí grupos humanos, aprovechándose de los refugios naturales de la Sierra de Atapuerca. (Ya desde el Homo Anteccessor hace 800.000 años, y más recientemente los hombres del Neolítico (4.000 años a.d.C.) que viven en la boca de las cuevas y en la llanura donde se inician en el cultivo de algunas semillas, cerámica y tejido, domestican animales, y nos dejaron monumentos funerarios (dólmenes).

Fijémonos en los 20 siglos de la era cristiana. Desde el Imperio romano para acá:

a) Siglos I al IV: Con la romanización el valle del río Vena sufrió una primera roturación, limitada a algunos pequeños espacios. Cerca pasaba la Vía Aquitana (Monasterio de Rodilla), y cerca de la actual Atapuerca se han hallado restos de una explotación agrícola romana.
b) Siglos V- VIII: Con la caída del Imperio estas tierras del entorno de la Sierra pasan a manos, primero, de los visigodos (415), y después de los musulmanes (711). En ese tiempo fueron tierras de frontera, nunca dominadas del todo, militarizadas. El antiguo poblamiento se desmantela al desaparecer el poder visigodo. Quedan sólo las viejas calzadas romanas recorridas por bandas de guerreros cristianos y de razzias musulmanas.
c) Siglo IX: llegan los ejércitos cristianos del norte (Covadonga, 722), en lo que se conoce como Reconquista. Primero, los guerreros: que van tomando antiguas fortalezas y puntos estratégicos en nombre del rey astur (coyuntura militar favorable). El año 860 el conde Rodrigo incorpora Amaya. El año 884 el conde Diego Porcelos conquista el cerro de san Miguel de Burgos. En los años siguientes los cristianos controlan fortalezas más adelantadas como Pancorbo (886), Cerezo de Río Tirón (891) e Ibrillos (896), frenando así las acometidas de los musulmanes sobre Castilla desde el valle del Ebro.

Después, tras el control político-militar del territorio por los guerreros, garantizada en cierto modo la paz, y sintiéndose protegidos, es cuando grupos de emparentados y familias campesinas se van asentando poco a poco en las tierras llanas, construyen unas viviendas sólidas y estables, e inician la aventura de cultivar la tierra. Una tierra que adquieren en plena propiedad por simple ocupación (presuras). Serán pequeños propietarios libres, que se fueron agrupando y dando lugar a la aparición de aldeas, de nuestros pueblos. El valle del Vena debió poblarse pronto, en torno al año 900, poco después de la fundación de Burgos y del control de los montes de Oca, dando lugar a una serie de poblados: Santovenia, Caprúz, Ochavro, Agés, Atapuerca, Quintana, Santa María de Barruelo, Olmos, Rubena.

¿Quiénes fueron esos pioneros? Hubo gentes de tres procedencias distintas. Por un lado, participaron gentes del Norte, originarias del área vasco-navarra, del Pirineo occidental, de ámbito euskaldun, que llegan aquí después de la conquista navarra de Nájera, hasta alcanzar las estribaciones más occidentales del Sistema Ibérico y en concreto el valle del alto Arlanzón. Algunos nombres de pueblos nos recuerdan su presencia e instalación definitiva: Uzquiza, Alarcia, Herramel, Úrrez o Galarde, y en zonas más cercanas de la Sierra: Zalduendo, Ibeas de Juarros, Villabáscones,... Hubo familias autóctonas de la zona, grupos de familias residuales y desorganizadas que, refugiadas en la Sierra, habrían podido sobrevivir a las dificultades ofrecidas durante más de tres siglos por una región políticamente de nadie.... Y, en tercer lugar, gentes islamizadas después de la invasión de los musulmanes, que deciden dejar Al-Andalus e instalarse aquí por razón de religión. (El cauce molinar entre Arlanzón y Burgos debió ser una obra de ingeniería hidráulica de ellos).

Estos pueblos, estas aldeas, se conocerán como villas, (siguiendo la tradición romana que denominaba así a las unidades de explotación agrícola): Villafría, Villabáscones, Villalbura, Villalval,... Otras, sin embargo, acuñaron el nombre del gentilíceo del grupo colonizador: Villabáscones - (villa de vascones), y otras, en fin, le tomaron de algún elemento destacado del paisaje: así Ibeas de Juarros, (de raíz euskérica que significa lugar junto al rio); Zalduendo igualmente vasco, (lugar junto a soto o arboleda), Atapuerca que toma el nombre de la Sierra, probablemente de sustrato indoeuropeo con el significado de paso de piedra; o Rubena, que lo hace por el nombre del río que le surca (río Vena); y otro tanto podríamos decir de Castañares, Olmos, o Villafría, de significados obvios.

¿Qué significa esa palabra?, ¿Por qué le denominaron Agés? No lo sabemos con seguridad. Hay varias interpretaciones posibles:

1) Los documentos más antiguos, escritos en latín, le denominan FAGEGE, un vocablo que pudiera derivar de fagus= hayedo, monte de hayas, aludiendo con ello a un tipo de árbol abundante en la zona.
2) Agés procedería de la voz euskérica agista, con significado de frontera.
3) Podría tratarse de un vocablo árabe, fageg, el que peregrina.
4) La voz AGES sería un vocablo prerromano, de origen indoeuropeo, con significado de repartos comunitarios al modo en que sucede actualmente en la ciudad de Soria donde uno de los días festivos más importantes es el Sábado de Agés, y se caracteriza por la celebración de comidas de hermandad donde se sirven los despojos y la carne de los toros lidiados en la fiesta. También por aquí siguen teniendo importancia los bienes comunales.

En todo caso, el origen del nombre estará vinculado a la cultura y origen de los primeros colonizadores, no sabemos si de origen vasco-navarro, autóctonos (Agés con sentido comunitario) o mozárabes del sur romanizados.

Sea como fuere, aquellas pocas familias, los primeros pobladores, libres e independientes, aunque vinculados política y militarmente a los condes de Castilla y a la casa de Lara, fueron poco a poco roturando los campos, levantando sus viviendas e iglesia, cercando huertos y linares, construyendo puentes, fuentes y caminos, instalando molinos junto al río, delimitando los términos. En Agés, como en los otros pueblos, pronto se diferenciaron dos espacios: las tierras de cultivo, privatizadas, dedicadas a la producción de cereales y viñedo (en Agés, el parral), y los comunales, los espacios de bosque y monte para la explotación ganadera, de leñas y caza por el conjunto de los vecinos.

Año 974.

Dos presbíteros, ambos llamados Tello, hacen donación (traditio corporis et anime) al monasterio de san Miguel de Froncea (junto a Arlanzón) y a su abad Munio y le entregan todas sus posesiones en Agés, (Hagege) consistentes en un caballo, un buey, dos vacas con su añojo, colmenas con abejas, un huerto con sus frutales, dos ferragines cerrados, dos tierras y su era en la Verezeta.

Año 979.

García Fernández, conde de Castilla, acota todo el valle de Agés y sus tierras, a beneficio del monasterio de san Miguel de Froncea, y de su abad Munio penalizando con 60 sueldos a quien metiese en ellas ganado o las atravesase con sus bueyes o carros. Este dato reafirma la idea de que el primer asentamiento humano estable que tiene lugar en el curso alto del río Vena, por encima de Rubena, fue el de Agés. Todo el valle se conoce como valle de Agés (Valdefagege). Santovenia es denominada en el 972 como Sancte Eugenie de Fagege, mientas que la voz Atapuerca (adtaporka) se utiliza por vez primera para referirse a la Sierra homónima y a un espacio en la ladera hacia el río Vena que incluía varios pequeños poblados próximos: Quintana, Santa María de Barruelo y el propiamente de Atapuerca, concentrada originariamente en el alto de la Revilla, sobre Fuente Cubillo. Ese adehesamiento de Valdeagés está seguramente en el origen del Monte de la Junta de Valdeagés.

Año 1052.

El rey García de Navarra, con su mujer Estefanía, funda y dota el Monasterio de Santa María la Real de Nájera: y entre otras villas y derechos le concede la jurisdicción de la villa de Agés (...In Aukense vero villam que vocatur Hageges integre cum omnibus que pertinent ad eas...).

En 1054.

Tiene lugar la batalla de Atapuerca entre los reyes hermanos García de Navarra y Fernando I de Castilla –cuando la Sierra de Atapuerca divide ambos reinos– resuelta a favor del rey castellano, que pudo así recuperar los territorios de la Bureba y Oca que él mismo había entregado a su hermano García unos años antes, presumiblemente en compensación por la ayuda que le prestó en Tamarón (1037) contra el rey leonés Vermudo III. Agés que ya pertenecía al monasterio de Nájera, lugar donde reside la Corte navarra, debió jugar un papel estratégico clave en los preparativos, desarrollo y desenlace de la batalla. Los restos mortales del rey navarro se trasladaron al panteón real ubicado en el propio monasterio najerense. La lápida que se conserva en la iglesia parroquial de Agés corresponde a la sepultura de un clérigo, probable beneficiado de ella, que funda la obra pía del hospital en el siglo XV y por ello es recompensado con una tumba de honor en el interior de la iglesia.

Entre 1050 y 1150

Las villas castellanas van pasando una a una a manos de señores particulares, principalmente eclesiásticos: Además de Agés con el monasterio de Nájera como decimos, Atapuerca queda vinculada a la orden hospitalaria de san Juan de Jerusalén, Ochavro y Santovenia de Oca al recién construido Monasterio de san Juan de Ortega, Caprúz al Hospital del Rey de Burgos, Zalduendo y Galarde al Monasterio de las Huelgas de Burgos, etc. (Entre las competencias del señor de una villa sobre sus vasallos estaban: el nombramiento de los regidores entre vecinos del concejo, el control de los avecindamientos, la defensa y custodia de los bienes comunales, la regulación de la vida y costumbres, la administración de justicia, el cobro de tributos). El poder político se privatiza y queda en manos de estos señores feudales. No hay un estado ni unas estructuras centrales. Los servicios que pudieran ser de interés general quedan en manos de los señores locales que los implantan con mayor o menor fortuna en sus respectivas villas (vías de comunicación, correos, sanidad, servicio militar, etc.).

Hacia 1135

Se abre la vía Valdefuentes – San Juan de Ortega – Agés – Atapuerca–Burgos, de acuerdo con la política del rey Alfonso VII de dotar de infraestructuras asistenciales y protectoras a los peregrinos jacobeos, en detrimento del viejo Camino de Santiago que transcurría por Arlanzón, Ibeas de Juarros y Castañares siguiendo la ribera del río Arlanzón. De su paso quedan como testimonio los puentes románicos sobre el río Vena (uno en Santovenia y dos en Agés).

El Camino de Santiago debió repercutir de manera decisiva en la vida y actividades de los vecinos de Agés. Se calcula que entonces y hasta finales de la Edad Media (entre ss. XII y XV) acudían a Santiago un promedio de 250.000-500.000 peregrinos al año; diez veces más que hoy.

En 1175.

Alfonso VIII confirma a Cluny el Monasterio de Nájera con todas sus pertenencias: se cita entre ellas Agés:

...aliam quoque villam que vocatur Faihege cum ecclesia et omnibus posesionibus suis.

Año1222.

Los clérigos de las iglesias de Cuevacardiel y de Agés, con el consenso del prior de Nájera, prometen obediencia al obispo de Burgos don Mauricio (se inicia la construcción de la catedral) y a sus sucesores, y se obligan a entregarle todos los años por San Martín tres morabetinos: dos los clérigos de Cueva Cardiel y uno los de Agés al abad de Froncea por visitador las iglesias respectivas.

Año 1223.

Compromiso entre el cabildo de Burgos y el monasterio de Nájera sobre tercias episcopales, obediencia, etc. que debían prestar al obispo de Burgos los del lugar de Fagege y otros pueblos que se expresan.

En 1481.

El señor de Agés sigue siendo el Monasterio de la Real de Nájera, quien entre otras funciones ha de dar la licencia para nombrar procuradores del concejo en pleitos.

En 1482 los titulares del monte de la Junta de Valdeagés, Agés, Santovenia de Oca, Villamórico, Caprúz y Ochavro, pleitean con la villa de Arlanzón y sus aldeas en razón del pacer de los ganados, cortar leña, etc y en concreto sobre lo referente a la labranza de la casa llamada deLa Azebosa situada en el término del monte de la Junta.

Esta larga vinculación al monasterio de Nájera daría lugar a que los vecinos de Agés fueran conocidos en la comarca por “los navarros”. Todavía en el siglo XVII el abad del monasterio de Nájera se beneficiaba de una tercera parte de los diezmos, aunque ya había pasado de nuevo la jurisdicción de la villa a la Corona.

Siglo XV.

Gran parte del espacio entre Agés y Atapuerca estaba poblado de matorral de encinas y robles. A finales del siglo se construye la actual iglesia. En el siglo XVIII sufre una profunda reforma que le afectará sobre todo a uno de sus muros (norte) y a la espadaña. El año 1757, según consta en un documento conservado en el Archivo de Protocolos Notariales de Burgos, la torre de la iglesia se estaba “hundiendo en todos sus tabiques por ser de yeso y hallarse mal enmaderados...”, por lo que se decide levantar una nueva torre-espadaña, valorada en 5.200 reales de vellón por el maestro Francisco de Barteguieta en concepto de mano de obra, ladrillos, madera, clavazón y otros materiales, correspondiendo a los vecinos acarrear los materiales necesarios.

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