La dehesa de Quintanapalla

Es Quintanapalla un pueblo noble, lleno de sorpresas que van más allá de sus calles, fuentes e iglesia. Una de esas maravillas, sobre todo para los amantes de la naturaleza, la encontramos a unos dos kilómetros del pueblo, lindando con la Vía Itálica y camino de la vecina localidad de Riocerezo: es la ‘dehesa de Quintanapalla’. Un monte lleno de historias y recuerdos, plagado de robles centenarios, hayas, arces u olmos. Es en primavera donde luce su esplendor, con las hojas verdes y frescas que permiten al visitante un paseo lleno de atractivos. Como lo es tan bien su variedad micológica, aunque ahora coger setas no está al alcance de todos, su explotación está regulada.

Fiel a su tradición y como hacían los antepasados, el monte es todavía utilizado por los vecinos para abastecerse de leña de cara el severo invierno burgalés. Pero no es su única utilidad. Cercada por un muro de piedra era y es todavía, un monte de pastos, donde una importante ganadería vacuna pace a su antojo por las cerca de quinientas hectáreas de esta dehesa.

Y si hablamos de animales, no hay que olvidar que el monte es de quien lo habita y en este se pueden encontrar corzos, jabalíes o zorros, además de diversas aves.

Un patrimonio que todos debemos respetar y cuidar.

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